lunes, 6 de enero de 2014

El Popol Vuh : el simbolismo del maíz y del número cuatro

El Popol Vuh es un manuscrito mítico perteneciente a la cultura quiché: Esté manuscrito recauda la historia, la tradición, la religión, la creación, así como la percepción del mundo que tenía esta cultura mayense del altiplano de Guatemala.
Se dice el Popul Vuh se divide en dos partes, la primera parte es mítica porque se refiere a la creación del mundo y como unos creadores o también llamados forjadores del mundo conciben a los lagos, a las montañas, a los animales, a los hombres de lodo y a las efigies de madera. El manuscrito luego muestra una serie de narraciones y mitos, como el caso de Siete Guacamayo y sus soberbios hijos que son derrocados. Aparentemente después vienen las hazañas de los cuates Maestro Mago y Brujito que vengan a sus padres, en el inframundo de Xibalbá.
Ahora, si analizamos la segunda parte del Popol Vuh, notaremos que su temática es de índole histórica pues nos refiere a la historia sagrada. En esta parte se nos refiere ya, a la creación del humano con raciocinio y que este se vale del maíz para su creación; luego los dioses escogen a cuatro hombres que serán sus dirigentes terrenales, en una peregrinación que inicia desde la ciudad de Tula hasta la subyugación de los otros pueblos circundantes. En resumen esta fuente histórica ayuda a comprender el sistema social y político a grande escala de los pueblos mayas y de otros pueblos mesoamericanos.
            Hablaremos ahora más específicamente del simbolismo recaudado en el libro del consejo, hay que mencionar que este cuenta con una constante lluvia de ideas, de frases y palabras, que cuentan con un simbolismo, por lo que sería inalcanzable analizar cada una de las frases e ideas contenidas en éste libro.
Lo que resultaría práctico y cómodo es analizar dos o tres símbolos, en este caso analizaré dos símbolos que vengan ya referenciados en el Popol Vuh, y de ahí debatir con tales referencias, para sacar una buena significación o definición del símbolo.
Empezaré hablando sobre el símbolo del maíz en el Popol Vuh y su relación con la creación del hombre. Citando una estrofa en el Popol Vuh sobre el maíz, daré pauta al análisis: “He aquí que se conseguía al fin la substancia que debía entrar en la carne del hombre construido, del hombre formado; esto fue su sangre; esto se volvió la sangre del hombre; esta mazorca entró en fin (en el hombre) por los Procreadores, los Engendradores.” En esta estrofa se nos habla del maíz como substancia creadora y de alimentación; por una parte reflexiono que el maíz como era un alimento propio de dicha región, fue entonces la substancia que encontraron para hacer alegoría a la creación del humano, o sea que si en otra civilización hubiera sido el jitomate lo más abundante en la región, sería este el sumo creador, por decir un ejemplo.
En la otra parte del análisis sobre el símbolo del maíz, escojo nuevamente una idea de una cita del libro del Popol Vuh, en donde se nos habla que el hombre ya no es una obra de arte, modelada o esculpida. Con esta idea recojo, el significado de que los dioses en un principio, se preocupaban más por el exterior de la persona y ya después tras intentos fallidos, se dieron cuenta de la importancia en el material o substancia para la elaboración del humano, sería esta, una substancia que lo hiciera pensante y válido como el maíz, he ahí que el interior de la persona es la que lo mantiene en vida.
Un segundo simbolismo que recojo, sería el número cuatro, una cifra que durante todo el texto nos acompaña. Podemos notar al cuatro desde la primera página del Popol Vuh, cuando se nos dice que los dioses calcularon los cuatro ángulos que tendría el mundo, también se dice que estos cuatro ángulos son los cuatro puntos cardinales (norte, sur, este y oeste). Y la representación del cuatro, que se me hace más importante fue la de los cuatro animales que recogieron las mazorcas en la Mansión de los peces; uno de los animales que comento fue el zorro, otro el coyote, el cotorro y el cuervo. Se nos especifica que estos animales son los anunciadores de la buena nueva de la existencia de las mazorcas, así que llego a la conclusión, de que estos animales luego se van a ver representados en los cuatro hombres que dirigirán la peregrinación de Tula. Esta conclusión a la que he llegado es por la cualidad de estos seres, por ser los guías y anunciadores de los hombres.  
Mi conclusión final de este trabajo, es que el Popol Vuh es rico en cultura y tradiciones quichés, pero lo que lo convierte en un gran libro es su contenido mítico que sustenta significaciones en cada palabra, en cada frase y capítulo.

Fuentes de consulta:
ANONIMO, El Libro Del Consejo, UNAM, 2012.

Víctor Giovanni Moreno Mejía

La apariencia visual y los nombres en el Popol Vuh

En este ensayo abordaré principalmente algunos elementos visuales y orales que son fuente de conocimiento de la esencia de una persona o cosa, que a lo largo de la historia del Popol Vuh son recurrentes, basándome especialmente en la edición del Fondo de Cultura Económica (MELÉNDEZ, 2012) por la riqueza en las notas que esta contiene.
Comenzaré enlistando los elementos orales; el primero tiene que ver con el señalar los nombres de cada uno de los personajes al redactar la historia; es muy importante para los autores, o por lo menos eso parece, el mencionar por ejemplo que Xmucané era el nombre de la abuela o Dama Sangre el nombre de la madre, y así sucesivamente, pues tiene que ver con mo strar quiénes eran, pues los nombres nos dan idea de las características y poderes, de los rasgos que tienen, como cuando se indican los nombres de los señores de Xibalbá y los sitios que llevan hasta ahí como el Cañón Temblante o el Rio de Pus.
El segundo es ya no por parte de los autores sino de los personajes, de cómo es que al saber y mencionar el nombre de algún sitio u otro personaje, ya se da por hecho que conocen lo que puede hacer, cómo es, sus características primordiales, es decir, están al tanto de su esencia. Es por esto, que con ayuda del mosquito, Hunahpú y Xbalanquéno pudieron ser derrotados, es decir, los de Xibalbá no conocían los motivos y quedaron desconcertados por el hecho de oír que los gemelos conocían sus nombres y podían expresarlo s ante todos, pues esto quería también decir que conocían su esencia y podían ser derrotados con mayor facilidad, pues sabían de sus flaquezas, sus defectos, etc.
Ahora bien, además aparecen elementos a los cuales podemos llamar visuales que nos dan la importancia de la apariencia o del aspecto de alguien o de algo entre los mayas a partir del texto. Uno de ellos es lo que simboliza la máscara que es la falsedad, tal como lo propone Chistenson en la nota no. 118 (MELÉNDEZ, 2012), lo cual nos sugiere que con esta misma idea se disfrazan de huérfanos Hunahpú y Xbalanqué; aspirando a la falsedad, de no querer revelar quiénes su identidad, y volvemos otra vez, a su esencia para que los señores de Xibalbá no los reconozcan y no puedan vencerlos.
Esta misma máscara nos la aprovecharemos para pasar a la importancia del siguiente elemento visual que es la cara, el rostro o la faz, y que tiene fuertes implicaciones primordiales para el conocimiento de la esencia de alguien, o de algo y para hacerlo notar desarrollaré varios ejemplos del valor de la visualización de este factor dentro del texto, no sin antes aludir una vez más a la nota no. 118 (MELÉNDEZ, 2012) que nos dice: “la cara es el símbolo de la personalidad o esencia de la persona” y también en la nota no . 159 (MELÉNDEZ, 2012) donde nos habla de que la visualización u observación de algo “provee el medio a través del cual se recibe el conocimiento”.
Primer ejemplo: “Mientras la faz de la tierra estaba solo un poco iluminada” (MELÉNDEZ, 2012, p.127) donde nos hace notar que únicamente se conocía una parte, no del todo.
El segundo es: “La cabeza de un señor verdaderamente grande tiene carne buena sobre la cara” (MELÉNDEZ, 2012, p.181), aquí ya no puede verse su la grandeza del personaje, ya su aspecto no es el mismo.
El tercero: “Nuestras caras son feas”, o sea, los gemelos (ahora huérfanos) quieren dar a entender a los señores de Xibalbá que no son merecedores de ser llamados a bailar para ellos, además de querer ocultar su identidad.
Juno con estos ejemplos es seguro que hay muchos más en toda la extensión del texto, pero me parece relevante destacar que estos elementos y aspectos mencionados son sumamente significativos en el Popol Vuh pues nos hacen notar tradiciones fascinantes del aspecto de la lengua y las costumbresmayas en cuanto a la construcción de las descripciones tanto de los lugares como de las personas y los dioses.
Además quiero decir que por esta obra, Popol Vuh, he podido conocer, relacionar e incluir en mi bagaje de la expresión visual una forma de cómo trasladar todos estos conocimientos a la escritura, esto es, por medio de otorgar nombres que denoten características, o de mostrar verbalmente características o aspectos primordiales de lo que nuestra vista logra captar.
Por lo expuesto puedo concluir que para el mundo maya era importante describir todo lo que observaban, y que por lo tanto en su modo de escritura se refleja que su capacidad de observación de lugares, costumbres, colores, rasgos faciales, etc., son de suma importancia para lograr o construir sus textos mediante la descripción; con lo que puedo afirmar que es una escritura a partir de la visualización.

Fuente de consulta:
MELÉNDEZ, Gloria (2012), Popol Vuh, México, FCE.

Silvia Paulina Tachiquín Castañeda

La doncella Dama Sangre y el árbol de Uno Hunahpú. Simbología sobre el ciclo de la vida

Bien dice Allen Christenson que “el Popol Vuh es el texto más importante de las tierras altas mayas por su contenido histórico y mitológico, pero no sólo eso.” (Christenson 2012: 56). Su valor poético, sus enseñanzas, el aura de misticismo que rodea al mismo manuscrito son sólo una muestra de la gran importancia que tiene el Popol Vuh, ya no sólo para el análisis de la cultura maya quiché, sino para el mundo y su cultura en general. En el presente trabajo se analizará el capítulo de “La doncella Dama Sangre y el árbol de Uno Hunahpú” para identificar ciertos aspectos sobre el ciclo de la vida interpretado en la cultura quiché, permitiéndose algunas menciones a otros aspectos de dicho ciclo en otros pasajes del libro. 
En el capítulo mencionado, se cuenta cómo la Dama Sangre, hija de Reúne Sangre (un dios de Xibalbá) se acerca al árbol donde fue colocada la cabeza de Uno Hunahpú, y es fecundada por la calavera del anterior, al escupirle en la mano derecha. De ésta unión nacerán después los Gemelos, Hunahpú y Xbalanqué, quienes luego vencerán a los señores de la muerte y se convertirán en el sol y la luna.
            Desde el nombre de Dama Sangre, nos encontramos con una alusión directa a la vida. La sangre es para los quichés la sustancia más preciosa. En ella se lleva la vida misma de los antepasados quienes están ahí a pesar de la muerte. La hija de un dios de muerte como madre de dos seres, muestra dicha polaridad.
Aún más se refuerza esta idea al estar localizada en Xibalbá, el inframundo donde reinaban dioses causantes de males, y al ser a su vez, el árbol de Uno Hunahpú. Éste al morir fue decapitado, y donde se coloca su cabeza florece un árbol al que los mismos dioses de Xibalbá asombraba: “-Que nadie corte la fruta, ni que se meta nadie debajo del árbol.-“ (Christenson 2012: 175). 
El valor de la sangre era tal, que los curanderos quichés creían que todas las enfermedades se curaban al drenar la sangre. Por otra parte, la prohibición tan tajante con 
respecto a adentrarse en el árbol es rota por la Dama Sangre, lo que es una alusión al destino. Cuando la calavera pregunta a Dama Sangre si de verdad desea eso, ella responde que sí, mostrándose pues, la voluntad. 
A su vez, la calavera es una doble referencia al ciclo de la vida: la cabeza y el hueso. El  valor de la cabeza va desde ser el centro del pensamiento hasta ser el símbolo de “cabeza de familia”, dirigente. El valor del hueso muestra la muerte, compartiendo cierta analogía con el mito de Quetzalcóatl.
El hueso es atavismo del antepasado, ahí se guarda la esencia de los predecesores, que trasciende a la misma muerte. La calavera escupe en la mano derecha de Dama Sangre. Aquí hay dos cuestiones importantes que se tomar en cuenta: la mano derecha y la saliva. Los quichés relacionan el lado derecho con lo masculino y el izquierdo con lo femenino. El nacimiento de los Gemelos es prueba de ello.
La saliva por otro lado, es esencia vital por sí misma que, unida a la sangre y los huesos, son sólo una muestra del pensamiento quiché sobre la vida y la muerte. Existen otros elementos como el agua que representa fecundidad, pero existe uno muy importante que aunque no se mencionan en este pasaje, se debe recalcar: el maíz.
Los verdaderos hombres según nos cuenta el Popol Vuh, están hechos de maíz. Incluso el maíz forma parte de muchos de los rituales quiché tradicionales. Su importancia es capital en la cultura maya y aún en la actualidad, dicho valor se conserva.
Todo lo anterior muestra un poco del pensamiento de los quichés con respecto al ciclo de la vida. “La muerte es parte necesaria de la vida” (Christenson 2012:184). Así como en otras culturas, el renacimiento es un pilar enorme de su pensamiento. En el cristianismo, se ilustra la resurrección (si bien existe la distinción entre renacimiento y resurrección) con el trigo como elemento principal, que se podría homologar con el maíz de la cultura quiché; tanto el trigo como el maíz son analogía de la vida misma; se debe morir para dar fruto, como el árbol de Hunahpú, o la muerte de los Gemelos.
Los quichés creen a su vez que “sus descendientes son como sus reemplazos” (Christenson 2012:183). Los que nacen son aquellos que ya habían muerto, son sus mismos antepasados vueltos a la vida. De ahí la belleza de lo que cuenta Christenson, al relatar que un quiché se emocionará tanto cuando le leyó un pasaje del Popol Vuh pues hizo vivir a los antepasados al leer sus palabras.
Los elementos pues, son muchos, el valor del “renacer” como lo hace un árbol, las reliquias, los ritos, hacen que aquel que se acerque al Popol Vuh pueda maravillarse con la extensa y asombrosa cultura cosmogónica de los pueblos de las altas tierras mayas.
La muerte es parte de la vida, es una premisa compartida por diversas culturas, pero considero que pocas de ellas abordan de manera tan rica y poderosa, esa ambivalencia tan impresionante.
El Popol Vuh no es únicamente un texto para ser leído, es un texto para ser vivido. Y tal como los antiguos quichés nos legaron sus enseñanzas, sobre vida (inicio), muerte (fin) y renacimiento (vuelta a empezar) no encuentro mejor forma de concluir que aquella con la que el Popol Vuh comienza:
Este es el recuento del tiempo en que
todo está inmóvil, en silencio y plácido.
Todo está silencioso y calmado. Callada y
vacía está la matriz del cielo.
(Christenson 2012: 91)


Fuentes de consulta:
CHRISTENSON, Allen. Popol Vuh. (2012).Conaculta , Fondo de Cultura Económica, México.
LEÓN-PORTILLA, Miguel. Antigua y Nueva Palabra. Antología de literatura mesoamericana desde los tiempos precolombinos hasta el presente. (2004). Aguilar. México


Carlos Eduardo Rocha Gutiérrez 

domingo, 5 de enero de 2014

La imperfección y humanidad de los dioses k´iche

Dentro de las historias narradas en el Popol Vuh, podemos encontrar varías historias en las que podemos darnos cuenta de la imperfección y humanidad que presentan las divinidades del antiguo pueblo k´iche, en este breve ensayo hablaré un poco acerca de esas características.
Corazón del Cielo, junto con Soberano y Quetzal Serpiente, deciden crear al hombre. Las divinidades, necesitan crear a alguien que los adore pronunciando sus nombres, pues “mediante la articulación inteligible del habla y de los nombres, se podía adorar correctamente a los dioses” (Popol Vuh, nota 83, p.106). Sin embargo, para poder realizar con éxito esta tarea, los seres divinos, encuentran bastantes dificultades, y logran crear al hombre solo después de varios intentos fallidos, pues al principió crearon al hombre de tierra, luego de madera y por fin el de maíz.
La creación del hombre después de una serie de ensayo y error nos deja entrever que a diferencia del Dios cristiano, quien al primer intento y sin ninguna falla “formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida” (Génesis 2:7), los dioses del pueblo K´iche son más humanos e imperfectos en este sentido, pues se equivocan y buscan enmendar sus errores. Corazón del Cielo y los demás dioses no son tan omnipotentes como lo son los dioses a los que se adora actualmente. A diferencia de los dioses actuales, las divinidades del pueblo k´iche son imperfectas, e incluso un tanto humanas, sin dejar de lado sus atributos divinos.Esta comparación de los dioses mayas y el dios cristiano, nos permite ver más claramente que estos dioses no son tan omnipotentes, ni tan perfectos como nos pintan las religiones actuales a sus respectivos dioses
Otro ejemplo de esta imperfección humana de los seres divinos k´iche lo encontramos en Siete Guacamayo y sus hijos. Éste, personaje “era una persona encantada con su esencia” (Popol Vuh .127), es decir, era una divinidad soberbia. Zipacná, su primer hijo, ayudó a los cuatrocientos jóvenes cargando solo, un tronco en sus hombros “lo que hace no es buen, eso de levantar el árbol sin ayuda” (Popol Vuh p.143) Zipacná es individualista. Cabracán, el segundo hijo, es orgulloso y los dioses no lo quieren “nunca hemos estado conformes con él. Porque él no está levantado hasta donde estás tú”.
Estos atributos, si nos ponemos a analizarlos, son atributos esencialmente humanos, pues la soberbia, el individualismo, y el orgullo, son atributos que fueron reprobados por el pueblo k´iche, y que incluso las sociedades actuales ven como negativos. Esto sugiere que los personajes divinos del Popol Vuh no solo son divinidades creadoras y con determinado divinidad, sino que, quizás son modelos a seguir o evitar dependiendo del caso, es decir, son reprobables las figuras de Siete Guacamayo y sus hijos, pero son ideales las de los gemelos Hunaphú y Xbalanqué, quienes son el modelo del heroísmo y la valentía dentro del texto.

Pareciese que los dioses del pueblo k´iche fueron basados en un modelo humano, y no el humano basado en un modelo divino. Las características de los dioses me hacen pensar que, quien quiera que haya escrito originalmente el Popol Vuh, sea mano humana o mano divina, dejó en las divinidades fuertes indicios de lo que es aceptable y de lo que no lo es, además, de dejar lecciones morales, tal como el afrontar los errores y repararlos. Es indudable que el Popol vuh ofrece la sabiduría de un pueblo, y una concepción del mundo muy diferente a la que tenemos hoy en día, pero además, vale la pena detenernos a analizar que en realidad, el antiguo hombre k´iche y el hombre de la actualidad, no son muy diferentes a esos dioses tan humanizados que nos presenta el texto.

Fuentes de Consulta:
Anónimo, Popol Vuh, Allen J. Christenson (traductor), Fondo de cultura económica, México, 2012. Sagrada biblia, consultada en : http://www.amen-amen.net/RV1960/ el día 06/11/2013

Esteban Castorena Domínguez

martes, 31 de diciembre de 2013

Los simbolismos en el Popol Vuh


En esta entrada estudiaremos los simbolismos en el libro sagrado quiche, el Popol Vuh (2011), que es considerado el gran libro de la América prehispánica, y gracias a él podemos comprender un poco las ideologías que tenían las culturas mayas, así como sus tradiciones, y sobre todo, su mitología.
            Este ancestral libro data del siglo XVI, creado como una recopilación de la tradición oral maya de Yucatán, por los mayas quiches (de guatemala), después traducido por Ximenes en el siglo XVIII.
            Para entrar de lleno en el estudio de los símbolos deseo retomar las palabras de Samuel Martí, que dice: “El simbolismo del movimiento, números y colores, está basado en observaciones y conocimientos milenarios” (1960). Con la cita anterior pretendo que el lector se dé cuenta de que los simbolismos que a continuación retomaremos para nuestro estudio tienen una firme y justificada razón de ser, y no fueron creadas por los quiches de forma aleatoria. Por ello es que resultan una fuente de sabiduría infinita estos cuatro relatos mayas.
            Al empezar a leer el Popol Vuh (2011) nos damos cuenta de que hay un principio de dualidad desde la aparición de los dioses, por ejemplo: Tzacol y Bitol, que son el creador y el formador, exaltando la complementación o unión, como también se ve con los gemelos Hunahpú e Ixbalanque. Aunque en una segunda simbolización de la dualidad vemos la creación, desde el punto sexual, con las parejas hombre-mujer que aparecen, como Ixpiyacoc e Ixmucané. Sin embargo, Morley asocia la dualidad como la lucha entre el bien y el mal (1940).
            Los números, como en el caso anterior de dualidad, tienen una gran importancia simbólica en el Popol Vuh (2011). El número uno está asociado con el comienzo, el principio y lo principal, por ello el hermano Uno-Hunahpú tiene mayor participación en el mito, pero esto no le resta importancia a Siete-Hunahpú, porque el número siete era el numero sagrado maya, simbolismo que comparte con la cultura occidental.
            El número nueve, por su parte, era asociado con la fortuna por su referencia a los nueve círculos que conducían al paraíso maya, y por coincidir con los nueve señores de la muerte (Morley, 1940). A demás, en el pasaje de la creación del hombre se menciona que el maíz fue molido nueve veces, simbolizando los nueve meses de gestación del ser humano.
            El número trece, según Martí (1960), es una representación de un buen agüero por su relación con los trece dioses del panteón maya, sin embargo, Morley lo relacionaba con la concepción maya de trece cielos, siendo la tierra la capa más baja, y con la repetición del número trece en los tributos que se rendían a los dioses (1940). El número trece se encuentra en el Popol Vuh (2011) en la tercera y cuarta parte cuando hace referencia a los trece pueblos Técpan, trece hombres que ayudaban y trece hombres que hacían ofrendas y quemaban incienso para Tohil, el dios principal.
            En lo referente al simbolismo de los colores tomaré lo dicho por Morely:
El negro sigue representando las armas porque es el color de la obsidiana; el amarillo simboliza el alimento porque es el color del maíz; el rojo era el símbolo de la sangre, y el azul el del sacrificio; el color de la realeza era el verde, porque éste es el color del preciadísimo quetzal cuyas plumas estaban reservadas para los jefes (1940).
Otro símbolo importante es la concepción del fuego como algo sagrado, dado a los pueblos por el mismo dios Tohil, que simboliza el secreto vital del sol (que a su vez simboliza la fertilidad), y la fuerza que genera y destruye. En el relato se exalta la importancia del fuego al ver que los pueblos dieron a sus propias hijas para obtenerlo.
            En conclusión, el Popol Vuh (2011) es una gran fuente de sabiduría maya, que nos enorgullece y exalta nuestro origen indígena al mostrarnos la filosofía que tenían por medio de su mitología y, sobretodo, a entender mejor sus creencias y modo de vida.
            A pesar de la lejanía que parece tener esta cultura con la nuestra en la actualidad vemos que no es así, todos estos simbolismos, o la gran mayoría, perduran en nuestra cultura, aunque sea a pequeña escala, y forma parte de nuestra vida diaria. Para muestra solo se tiene que ver el simbolismo de los números, en donde el uno es el comienzo y siete es la buena fortuna, o de los colores, donde el rojo es la sangre, el fuego y la vida, o el simbolismo del sol y del fuego, el sol representa la fertilidad de la tierra, y el fuego representa la sexualidad. Todos estos símbolos no se alejan para nada de los simbolismos que tenemos en nuestra cultura mexicana, y esto sorprende aún más por su parecido innegable a la cultura occidental, a pesar de la falta de contacto que tuvo el pueblo maya con Europa hasta el siglo XV.

Fuentes de consulta

MARTÍ, Samuel, “Simbolismos de los colores, deidades, números y rumbos” en Estudios de la Cultura Nahuatl, No. 2. 1960, p. 19.

MORLEY, Sylvanus, “Maya Epigraphy” en HAY, C.L., et. al, The Maya and Their Neighbors, 1940, p.p. 139-149.

Popol Vuh, México: Fondo de cultura económica, 2011.


Alexis Salvador Gómez Rodríguez

sábado, 7 de diciembre de 2013

Adaptación corta del Rabinal Achí, obra maya

Antes de comenzar deseo compartirles la forma en que se representó esta obra, a todo el auditorio nos taparon los ojos y mis compañeros, con recrearon los sonidos y olores, nos hicieron entrar virtualmente por medio de nuestra imaginación al mundo maya que nos expone la obra. Este experimento resulto ser muy agradable para todos los que tuvimos el placer de presenciarlo.

Personajes: Jefe 5-Lluvia, El Varón del Rabinal, El Varón de los Quichés, La Señora-Esposa del Jefe 5-Lluvia, Madre de las Plumas, Ixok-Mun, El sirviente, 12 guerreros  jaguar y águila, 4 sirvientes.

Escena I
[Están unos guerreros bailando en círculo y aparece en escena Varón Quiché que se une a la danza.]

V. Quiché:
¡Acércate, jefe violentador, jefe deshonesto! , ¡Será el primero a quien no acabaré de cortar la raíz. ¡El cielo, la tierra, estén contigo, destacado varón de Rabinal!
V. Rabinal:
¡Valeroso varón, te entregaste al hijo de mi flecha, al hijo de mi escudo, como yo te enlazaré con mi fuerte cuerda, mi fuerte lazo!
¡El cielo, la tierra, estén contigo, hombre prisionero y cautivo!

[Un silencio]

V. Rabinal:
¡Eh Valiente, varón, prisionero, cautivo!, ¿No serías un hijo de las nubes, un hijo de los nublazones?, ¿No vendrías arrojado por las lanzas, por la guerra?, ¡El cielo, la tierra estén contigo!
V.Quiché;
¡Ah cielo, ah tierra!, ¡Vamos!, ¿Diría, revelaría mis montañas, mis valles?
¡El cielo, la tierra estén contigo!
V.Rabinal:
Eras tú, sin duda, el que imitaba el grito del coyote, el grito del zorro para atraer a los blancos niños.
He aquí que pagarás ahora ese trastorno. Por eso yo comunicaré esta noticia a la cara de mi gobernador, de mi mandatario; ¡El cielo, la tierra estén contigo!
V. Quiché
Ciertamente, procedí mal entonces, debido al deseo de mi corazón, y pagaré ahora bajo el cielo, sobre la tierra.
¿No podríamos proceder  lúcidamente como hermano mayor, como hermano menor? Te adornaría, te decoraría con mi oro, trabajaría aquí, te serviría como tu niño, como tu hijo, como señal suprema de que tú no me dejar marchar a mis montañas, a mis valles. ¡El cielo, la tierra estén contigo!

Escena II
 [Ante el jefe 5-lluvia, que ocupa un asiento bajo, con respaldo, adornado con labores antiguas. Junto a él, la  señora, su esposa, rodeada de sirvientes, guerreros, águilas y jaguares.]

El varón de Rabinal
¡Te saludo, oh jefe! ¡Te saludo, oh señora! Doy gracias al cielo, doy gracias a la tierra. Aquí tú proteges, abrigas.
Así como yo soy un valiente, un varón, aquí está un valiente, un varón, que se nos enfrentó durante trece veces veinte días, durante  trece veces veinte noches, tras los vastos muros.
El cielo nos lo ha entregado, la tierra nos lo entregó enlazado. Lo he atado, lo he enlazado, con mi fuerte cuerda, con mi fuerte lazo.
Después hice que se manifestaran sus labios; los labios de ese valiente, de ese varón.
Era ese valiente, ese varón, el que imitaba el grito del coyote, el que imitaba el grito del zorro, el que imitaba el grito de la comadreja, más allá de los vastos muros, la vasta fortaleza, para atraer a los blanco niños, a los blancos hijos.
Fue ese valiente, ese varón, el que aniquiló  a nueve o diez blancos niños, blancos hijos. Fue, también, ese valiente el que te secuestro en los baños.
Fue ese valiente, el que asoló dos o tres pueblos.
¿No pondrá, por consiguiente, el deseo de tú corazón un final a ese valor, a ese denuedo? Ahora él viene a pagar, bajo el cielo, sobre la tierra.
Aquí cortaremos su raíz, su tronco; aquí bajo el cielo, sobre la tierra.
El jefe 5-Lluvia
¡Mi valiente, mi varón! Gracias al cielo, gracias a la tierra has llegado a los vastos muros, ante mí, tu gobernador, yo el jefe 5-Lluvia.
Gracias al cielo, gracias a la tierra, el que te hayan entregado ese valiente, ese varón; que lo hayan arrojado al hijo de tu flecha, al hijo de tu escudo; que lo hayas sujetado.
Pero que no haga estruendo, que no escandalice cuando llegue a la entrada de los vastos muros, porque debe amársele, debe admirársele; porque aquí se hallan sus doce hermanos mayores, sus doce hermanos menores.
Aquí hay doce águilas amarillas, doce jaguares amarillos; sus bocas, sus fauces no están completas; quizá ese valiente ha venido a completar  a unos y a otros.
Hay aquí bancos de metales preciosos donde se puede estar sentado; hay otros donde no se puede estar sentado; quizá ese valiente, ese varón, ha venido a sentarse en aquellos. Hay aquí doce bebidas, doce licores que embriagan, de los llamados Ixtatzunun; quizá ese valiente vino para beberlas.
También está la madre de las plumas, la madre de los verdes pajarillos, traída de Tzam-Gam-Carchag; quizá ese valiente vino para estrenar sus labios, su cara; vino para bailar con ella.
Quizá ese valiente ha venido para convertirse en yerno de clan, cuñado de clan.
Si es sumiso, si es modesto, si humilla su cara, entonces puede entrar. Esto dice mi voz ante el cielo, ante la tierra.
¡El cielo, la tierra, estén contigo, destacado entre los varones!
El varón de Rabinal 
Jefe 5-Lluvia, dame tu aprobación. Dejaré aquí, por consiguiente, mi flecha, mi escudo. Consérvalos, pues; guárdalos en su cubierta, en su arsenal; que reposen allí: yo reposaré también.
¡El cielo, la tierra, estén contigo, mi gobernador, mi mandatario, jefe 5-Lluvia!
El jefe 5-Lluvia
Pero ¿cómo los conservaría, como los guardaría en su cubierta, en su arsenal? ¿Cuáles armas tendría, entonces, contras los que vinieran a descubrirse a la cabeza de las tierras, al pie de las tierras?
¿Qué armas, también, habrá para nuestros niños, para nuestros hijos, cunado ellos vengan a buscar, a obtener su alimento, en las cuatro esquinas, en los cuatro lados?
Aquí, por consiguiente, una vez, dos veces, deberás tomar tu vigor, tu denuedo, tu flecha, tu escudo, que aquí te entrego, mi valiente, mi varón, destacado entre los varones, varón de Rabinal.
¡El cielo, la tierra, estén contigo!
El varón de Rabinal
¡Está  muy bien! Aquí, por consiguiente, volveré a tomar mi vigor, mi denuedo, que me has entregado; que has afirmado a mis labios, a mi cara
Esto dice mi voz ante el cielo, ante la tierra.
Por todo ello, te dejaré un instante en los vastos muros, en la vasta fortaleza.
¡El cielo, la tierra, estén contigo, mi gobernador, mi mandatario, jefe 5-Lluvia!
El jefe 5-Lluvia
¡Está muy bien, mi valiente, mi varón! Sé cauto: no vayas a caer, a lastimarte, mi valiente, mi varón, destacado entre los varones, varón de Rabinal.
¡El cielo, la tierra, estén contigo!

Escena III
[Se abre telón de palacio y llega el Varón de los Quichés ante el Jefe-5-Lluvia]

V. Quiché;
¡Te saludo, varón!, Soy el que acaba de llegar a la entrada de tus vastos muros y el varón del Rabinal vino a lanzar su reto, su grito a mis labios, a mi cara.
¡Pues bien!, soy un valiente, aquí está mi flecha con que yo doblegaré tu destino, el día de tu nacimiento; golpearé la parte inferior, la superior de tus labios y vas a resentirlo, ¡oh jefe!
[V.Quiché amenaza con sus armas al Jefe-5-Lluvia]
Ixok-Mun
¡Oh valiente, Varón de los Quichés, ¡No mates a mi gobernador en su vasta fortaleza, donde está encerrado!
V. Quiché
Haz pues, que preparen mi banco, mi asiento, porque así era en mis montañas, en mis valles. ¿Me quedaré en este lugar expuesto a la helada, al frío?
Jefe-5-Lluvia
Valiente, varón de los Quichés, así pues di ¿por qué imitaste el grito del coyote, el grito del zorro para atraer a mis blancos niños, para atraerlos a Iximché, para encontrar la miel verde y amarilla? El alimento que era para mí.
Fuiste quien secuestró a los diez blancos niños que estuvieron a punto de ser llevados a las montañas Quichés y allá habrías cortado sus raíces y sus troncos.
 Viniste, también, a secuestrarme allá en los Baños. Me encerraste en la cal, en las montañas Quichés Si no hubiese existido mi valiente varón, efectivamente allí habrías cortado mi raíz, mi tronco.
Más tu pagarás eso aquí, aquí fallecerás.
¡El cielo y la tierra estén contigo!
V. Quiché
¡Jefe-5-Lluvia, efectivamente procedí mal, debido al deseo de mi corazón!
Si es preciso que fallezca aquí, entonces, ya que estás bien provisto, concédeme tu alimento, tus las doce bebidas embriagantes, y también los portentos de tu madre, de tu señora.
¡El cielo y la tierra estén contigo!
Jefe-5-Lluvia
Pues yo te las doy, yo te las otorgo, servidores denle mi alimento, mis bebidas al varón de los Quichés, como suprema señal de su muerte, de su fallecimiento.
Un sirviente
Está bien, mi mandatario. Los daré a ese valiente, varón de los Quichés.
[Traen los sirvientes una mesa cargada de manjares y bebidas]
V. Quiché
[Come y bebe con desdén, a continuación baila ante la corte, después regresa y dice:]
¡Oh jefe-5-Lluvia! si probarás el alimento, las bebidas, provistas en mis montañas, las que son atrayentes, dulces, refrescantes.
¿Es ésa la mesa de tus manjares? ¡Pero si ese es el cráneo de mi abuelo, la cabeza de mi padre! ¿No se podría hacer lo mismo con mis huesos de la cabeza, con los huesos de mi cráneo? Aquí también, el hueso de mi brazo, el hueso de mi pierna, como la baqueta del tambor grande, que hará palpitar el cielo, la tierra.
Has dicho y esto es lo que dice también mi voz: “Te prestaré la obra pulida, brillante, labor de mi madre, de mi señora, para que te adornes con ella en los vastos muros, en los cuatro rincones.
Jefe-5-Lluvia
Servidores, que traigan la obra pulida, esplendente, muy bien tramada, y la den a ese valiente, como suprema señal de su muerte.
Un sirviente
Está bien, mi mandatario. Daré a ese valiente varón lo que pide. Te la doy, pero no la deshagas, ni la maltrates.

[Entrega el sirviente al varón una especie de manto en la que se envuelve.]

V. Quichés
¡Oh flautas, oh tambores, toquen, pues, como mi flauta, como mi tambor, para bailar la danza del preso, del cautivo!, ¡El cielo y la tierra estén con ustedes!

[Danza el varón en ronda, ante la corte, y en cada rincón lanza su grito de guerra (su último suspiro)]

Aquí tienes lo que me habías concedido, guárdalo en su caja, en la vasta fortaleza.
Pero si es verdad estás bien provisto, concédeme a la Madre de las Plumas, cuyos labios están aún para estrenar y así para estrenar su boca.


Jefe-5-Lluvia
¡Oh valiente varón de los Cavek Quiché!, Yo te concedo a la Madre de las Plumas, cuya faz no ha sido tocada.
Servidores, que conduzcan aquí a la Madre de las Plumas, que den a ese valiente lo que solicita.
Ixok-Mun
Está bien, mi mandatario.

 [Conducen a la Madre de las Plumas ante el varón de los Quichés]

Aquí está, valiente, varón; más no la ofendas, no la lastimes, solamente muéstrala al bailar.

[El V. Quiché saluda a la dama que se mantiene alejada de él mientras baila, vuelto siempre el rostro hacia aquél. Él siempre ondulante con ella. De ese modo dan vuelta en torno a la corte, al son de trompetas y se sitúan ante el Jefe-5-Lluvia]

V. Quichés
Ya fui a mostrarla, fui a bailar con ella en los cuatro rincones; ahora consérvala en los vastos muros.
Recuérdalo, debes prestarme a las águilas amarillas, los jaguares amarillos, para ir con ellos a practicar en los cuatro rincones, en la vasta fortaleza, únicamente, como suprema señal de mi muerte.
Jefe-5-Lluvia
 Pues bien, te presto las águilas, los jaguares.
Vayan, pues, ¡oh, mis águilas, mis jaguares! Procedan todos a practicar la esgrima con el hijo de su flecha en los cuatro rincones.
V. Quiché
[Sale con las águilas, con los jaguares, y ejecuta con ellos una danza de guerra, en torno de la corte. Después regresa al estrado del Jefe-5-Lluvia]

He ido a practicar  con ellos la esgrima, con el hijo de mi flecha.
¿Son esas pues tus águilas, tus jaguares? Algunos ven, algunos no ven; no tienen dientes, no tienen garras. ¡Si vinieras a ver, un instante, los de mis montañas! Aquéllos ven vigorosamente, miran vigorosamente, luchan, combaten con dientes y garras.
Jefe 5-Lluvia, concédeme tres veces veinte días, trece veces veinte noches, para que vaya a decir adiós a la cara de mis montañas, adonde iba antes a los cuatro rincones, a buscar lo necesario para alimentarme.

[Nadie responde al varón, que al bailar desaparece en un instante. Después sin regresar al estrado en donde el Jefe 5-Lluvia está sentado, se acerca a las águilas y los jaguares, colocados en medio de la corte, en torno de algo como un altar.]

V. Quiché
¡Oh águilas! ¡Oh jaguares! “Se ha marchado”, dijeron hace poco.
No me había marchado, fui solamente a decir adiós a la cara de mis montañas, ahí busqué comida, para alimentarme en los cuatro rincones.
Mi decisión, mi denuedo, no me han servido.
¡Ah, oh cielo! ¡Ah, oh tierra! ¿Debo, realmente, morir aquí, bajo el cielo?, ¡Cómo no puedo cambiarme por esa ardilla, ese pájaro, que muere sobre la rama del árbol, sobre el retoño del árbol donde consiguieron con qué alimentarse!

¡Oh águilas! ¡Oh Jaguares! Ya que es necesario que muera, que fallezca, vengan, pues a cumplir su misión, A cumplir su deber; que sus dientes, que sus garras me maten en un momento, porque soy un varón llegado de mis montañas, de mis valles.
¡El cielo, la tierra, estén con todos!, ¡oh águilas!, ¡oh jaguares!

[Las águilas y los jaguares rodean al varón de los Quichés y lo tienden sobre la piedra de sacrificios donde le abren el pecho, mientras todos los presentes bailan en ronda]


Adaptada por Victor Giovanni Moren o, Silvia Tachiquin y Andrés Cornejo.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Popol Vuh: simbología de los números 2 y 4, así como de algunos colores


El Popol Vuh (Popol: reunión, comunidad; Vuh: libro) es un libro tradicional que contiene las historias de los quiché (mayas) el cual nos cuenta como fue creado el universo, la tierra, los animales, el hombre, etc., y de cómo nació dicha cultura. Hay quienes comparan la Biblia con el Popol Vuh, ya que ambos son dos grandes libros que nos muestran algo en particular: el origen de la vida.
En este libro se manejan varios aspectos, como lo es el significado que tienen los colores, la importancia que se les da a los animales, la forma en que aparecen las mujeres, el simbolismo de los números, etc. En esta ocasión se analizaran los simbolismos de los números dos y cuatro  y de algunos colores, por ende, mi ensayo hablará de esto.
Al comienzo del libro se dice que todo está en calma, en silencio, inmóvil, no había nada, ni nadie. Solo estaba Tepú y Gucumatz; los formadores, los creadores, los progenitores. Es desde ahí cuando aparece la importancia del número dos, pues también se habla mucho de los gemelos Hunapú e Ixbalanqué, así como de Hun-Hunpu y Vucub-Hunapu, entre muchos otros personajes que siempre aparecen en par, siendo así, ¿Qué quiere decir el numero dos? ¿Cuál es su simbología para los quichés?

El dos: “Al parecer todo en la naturaleza tiene su contraparte: hombre-mujer, arriba-abajo, blanco-negro; día-noche, pasado-presente, bien-mal, inmenso-diminuto, norte-sur” (Estefana Velásquez, 2012). También es: “la diosa y el dios, la dualidad perfecta. La energía proyectiva y receptiva se une en una pareja de la interpretación de lo físico y lo espiritual, lo consciente y lo inconsciente. Como número de dualidad está asociada con la luna. En nuestra vida representa el momento en que tomamos conciencia de los demás” (Kimbis, 1998)
Tomando en cuenta estas referencias podemos asociar por qué aparecen tantos pares en el libro, pues como ya se mencionaba antes, son la dualidad perfecta, sin embargo no solo se hablara del dos, ya que también aparece bastante el número cuatro, que son los primeros cuatro hombres en la tierra, ya habían intentado crear otros hombres (los de barro y madera) pero estos no funcionaron como los procreadores habían previsto, y fueron los de maíz los que por fin actuaron como los creadores querían, venerándolos, pensaban, caminaban, eran los hombres que tanto se habían esforzado en crear.
Entonces ¿Cuál es el simbolismo del número cuatro?

            “la cuatriedad son los cuatro rumbos en que se divide el universo, los cuatro cargadores que se turnan en la aportación del tiempo, los cuatro colores en relación a los rumbos cósmicos” (anciana maya k’iche’, 1887-1964)
Rojo: este, Negro: oeste
Blanco: norte, Amarillo: sur
“Son los cuatro elementos; los espíritus de las piedras, de los vientos, de las estaciones” (Kimbis, 1998). Estos son tan solo algunos números, porque en realidad aparecen más elementos, pero ahora nos enfocaremos en los colores; renglones más arriba se habla del cuatro, pero en si a los colores no se les da un significado extenso, ya que solo se le da el significado que se tiene en los puntos cardinales.
Según los mayas el rojo y el negro eran colores asociados con los guerreros, el amarillo con los hechiceros y adivinos. Algunos colores como el negro, blanco y rojo se asociaban con los rituales, por ejemplo: negro-ayuno; blanco, amarillo y azul en los actos sacrificiales; rojo para la guerra.
Antes de finalizar  mencionare  que el Popol Vuh no solo fue un mito sino que fue una entrada a un mundo del cual no se conocería de no ser por este libro: el mundo de los quiché, y resulta muy triste que no todas las personas se tomen el tiempo de leer un texto tan maravilloso como este, ya que te transporta a otra época y te refleja la forma de ver el mundo de una cultura muy antigua.

Yaneli Jaqueline González Velasco

Fuentes de consulta:

Recinos, Adrián, “Popol Vuh: antiguas historias del quiché’”, fondo de cultura económica, México, DF, 1968.

Velásquez, Estefana “Los mayas y su cultura” [en línea] en concepto maya, 2012. Recuperado de http://conceptomaya.weebly.com/


Kimbis, “simbología maya” [en línea] 1998,  recuperado de http://html.rincondelvago.com/simbologia-maya.html