martes, 31 de diciembre de 2013

Los simbolismos en el Popol Vuh


En esta entrada estudiaremos los simbolismos en el libro sagrado quiche, el Popol Vuh (2011), que es considerado el gran libro de la América prehispánica, y gracias a él podemos comprender un poco las ideologías que tenían las culturas mayas, así como sus tradiciones, y sobre todo, su mitología.
            Este ancestral libro data del siglo XVI, creado como una recopilación de la tradición oral maya de Yucatán, por los mayas quiches (de guatemala), después traducido por Ximenes en el siglo XVIII.
            Para entrar de lleno en el estudio de los símbolos deseo retomar las palabras de Samuel Martí, que dice: “El simbolismo del movimiento, números y colores, está basado en observaciones y conocimientos milenarios” (1960). Con la cita anterior pretendo que el lector se dé cuenta de que los simbolismos que a continuación retomaremos para nuestro estudio tienen una firme y justificada razón de ser, y no fueron creadas por los quiches de forma aleatoria. Por ello es que resultan una fuente de sabiduría infinita estos cuatro relatos mayas.
            Al empezar a leer el Popol Vuh (2011) nos damos cuenta de que hay un principio de dualidad desde la aparición de los dioses, por ejemplo: Tzacol y Bitol, que son el creador y el formador, exaltando la complementación o unión, como también se ve con los gemelos Hunahpú e Ixbalanque. Aunque en una segunda simbolización de la dualidad vemos la creación, desde el punto sexual, con las parejas hombre-mujer que aparecen, como Ixpiyacoc e Ixmucané. Sin embargo, Morley asocia la dualidad como la lucha entre el bien y el mal (1940).
            Los números, como en el caso anterior de dualidad, tienen una gran importancia simbólica en el Popol Vuh (2011). El número uno está asociado con el comienzo, el principio y lo principal, por ello el hermano Uno-Hunahpú tiene mayor participación en el mito, pero esto no le resta importancia a Siete-Hunahpú, porque el número siete era el numero sagrado maya, simbolismo que comparte con la cultura occidental.
            El número nueve, por su parte, era asociado con la fortuna por su referencia a los nueve círculos que conducían al paraíso maya, y por coincidir con los nueve señores de la muerte (Morley, 1940). A demás, en el pasaje de la creación del hombre se menciona que el maíz fue molido nueve veces, simbolizando los nueve meses de gestación del ser humano.
            El número trece, según Martí (1960), es una representación de un buen agüero por su relación con los trece dioses del panteón maya, sin embargo, Morley lo relacionaba con la concepción maya de trece cielos, siendo la tierra la capa más baja, y con la repetición del número trece en los tributos que se rendían a los dioses (1940). El número trece se encuentra en el Popol Vuh (2011) en la tercera y cuarta parte cuando hace referencia a los trece pueblos Técpan, trece hombres que ayudaban y trece hombres que hacían ofrendas y quemaban incienso para Tohil, el dios principal.
            En lo referente al simbolismo de los colores tomaré lo dicho por Morely:
El negro sigue representando las armas porque es el color de la obsidiana; el amarillo simboliza el alimento porque es el color del maíz; el rojo era el símbolo de la sangre, y el azul el del sacrificio; el color de la realeza era el verde, porque éste es el color del preciadísimo quetzal cuyas plumas estaban reservadas para los jefes (1940).
Otro símbolo importante es la concepción del fuego como algo sagrado, dado a los pueblos por el mismo dios Tohil, que simboliza el secreto vital del sol (que a su vez simboliza la fertilidad), y la fuerza que genera y destruye. En el relato se exalta la importancia del fuego al ver que los pueblos dieron a sus propias hijas para obtenerlo.
            En conclusión, el Popol Vuh (2011) es una gran fuente de sabiduría maya, que nos enorgullece y exalta nuestro origen indígena al mostrarnos la filosofía que tenían por medio de su mitología y, sobretodo, a entender mejor sus creencias y modo de vida.
            A pesar de la lejanía que parece tener esta cultura con la nuestra en la actualidad vemos que no es así, todos estos simbolismos, o la gran mayoría, perduran en nuestra cultura, aunque sea a pequeña escala, y forma parte de nuestra vida diaria. Para muestra solo se tiene que ver el simbolismo de los números, en donde el uno es el comienzo y siete es la buena fortuna, o de los colores, donde el rojo es la sangre, el fuego y la vida, o el simbolismo del sol y del fuego, el sol representa la fertilidad de la tierra, y el fuego representa la sexualidad. Todos estos símbolos no se alejan para nada de los simbolismos que tenemos en nuestra cultura mexicana, y esto sorprende aún más por su parecido innegable a la cultura occidental, a pesar de la falta de contacto que tuvo el pueblo maya con Europa hasta el siglo XV.

Fuentes de consulta

MARTÍ, Samuel, “Simbolismos de los colores, deidades, números y rumbos” en Estudios de la Cultura Nahuatl, No. 2. 1960, p. 19.

MORLEY, Sylvanus, “Maya Epigraphy” en HAY, C.L., et. al, The Maya and Their Neighbors, 1940, p.p. 139-149.

Popol Vuh, México: Fondo de cultura económica, 2011.


Alexis Salvador Gómez Rodríguez

1 comentario:

  1. Alexis: este trabajo expone con sencillez aspectos profundos del texto maya.

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