jueves, 5 de diciembre de 2013

Filosofía y poesía náhuatl


El texto a analizar es titulado ‘Cincuenta años de la filosofía náhuatl’ (Morelos Torres, 2006), el cual es un artículo de la revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, que conmemoró el aniversario número cincuenta de la publicación de La filosofía náhuatl, de Miguel León-Portilla (1956), y examina, además de un poco de la vida del autor, el cómo llevó a cabo su investigación, lo que lo motivó, y cuáles son los tópicos principales que manifiesta en su publicación.
            En el artículo se manifiesta que León-Portilla comparó las dudas existenciales de la antigua cultura griega con las de la cultura náhuatl, y llegó a la conclusión de que eran las mismas. Ambas culturas tenían, a pesar de su lejanía tanto en tiempo como en espacio, la necesidad de responder a varias incógnitas que aun en día no tienen una respuesta concreta.
            Analizando y comparando el artículo con varios poemas de origen náhuatl que el mismo León-Portilla rescata en su magnífico libro recopilatorio de literatura prehispánica, titulado Antigua y nueva palabra (2004), he llegado a destacar algunos puntos que deseo abordar a continuación.
            El primero es que los náhuatl se preguntaron que es la muerte, y comparando con el texto, se logra obtener su respuesta. En el poema Vinimos a soñar, se dice lo siguiente:

(…)de pronto salimos del sueño
solo vinimos a soñar,
no es cierto, no es cierto,
que vinimos a vivir sobre la tierra. (Leon-Portilla, 2004. P. 119)

            Depende de la percepción personal pero para mí esta parte nos dice que ellos creían que esta vida terrenal no lo es todo, que hay algo más allá. Esta creencia y está duda existencial se repite no solo en la cultura griega, con el hades, sino también en la mayoría de las culturas en todo el mundo, como con el cristianismo y su paraíso.
            El segundo punto es lo que el autor del artículo señala como un elevado espiritualismo en su cultura. Esto se concibe reflexionando en que las explicaciones para la mayoría de las dudas existenciales que tenían se resolvían por medio de mitos y creencias religiosas. Algo en lo que esta cultura prehispánica se relaciona marcadamente con los griegos, por ello la creación de tantos mitos, además de su dedicación por completo a sus dioses.
            Para fortalecer esto, veamos una parte del poema El dador de vida, donde culpa al dador de vida de lo difícil que es vivir en la tierra y de lo vano de la vida.

El dador de la vida se burla.
Sólo un sueño perseguimos, amigos nuestros;
lo cree nuestro corazón,
en verdad se burla Él, Dios. (Leon-Portilla, 2004. P.p. 119-120)

            El tercer punto es la duda que se tenía sobre el tiempo. Los nahuas son conscientes de que nadie ni nada puede vencer al tiempo, y nadie escapa de él, y este se entiende como un desgaste, un cambio, el cual provoca el envejecimiento. Esto me hace recordar, relacionándolo con la mitología griega, el relato de Zeus y Cronos, donde Zeus vence a su padre, cronos (que es el dios del tiempo), y se convierte en el dios supremo del olimpo.
            Para fortalecer lo anterior, leamos una parte del poema Vinimos a soñar.

Como yerba en primavera
es nuestro ser.
nuestro corazón hace nacer,
germinan flores de nuestra carne.
algunas abren sus corolas, luego se secan. (León-Portilla, 2004. P. 119)

            Esta parte del poema hace una clara analogía de que la vida es como las flores en primavera, nacen, crecen, y al final, solo queda la inevitable muerte; y nadie ni nada está exento de esto.
            El cuarto punto es la concepción de que lo bello es lo único real. Y este punto es reforzado por su concepción de la verdad:

La respuesta suprema (de los sabios nahuas) para la verdad es que la flor y el canto que mete dios en el corazón del hombre y lo hace verdadero, nace y verdea principalmente en lo que hoy llamamos arte. (Morelos Torres, 2006).

Para reforzar este punto anterior, el autor señala que el pensamiento filosófico nahua, giraba alrededor de una concepción estética del universo y de la vida. Como se puede percibir en esta parte de El poema de Tlaltecatzin de Cuauhchinanco:

¿Podría alguien acaso adueñarse de mi corazón?
Yo solo así habré de irme,
con flores cubierto mi corazón.
Se destruirán los plumajes de quetzal,
los jades preciosos
que fueron labrados con arte. (León-Portilla, 2004. P.p. 120-122)

Según mi percepción, este poema, sobretodo esta parte, nos habla de la belleza, que se relacionaba con el arte, y nos deja un mensaje tajante: todo lo bello es arte.
            Para terminar quiero resaltar la universalidad de las dudas existenciales que tiene el ser humano, a pesar de tener una cultura distinta, o una visión del mundo diferente, siempre en todas las culturas las dudas son las mismas. Las más comunes son las que ya vimos en los puntos anteriores: la verdad, la muerte, la vida y el tiempo.
            Como una conclusión personal quiero destacar la gran ayuda que es, para conocer mejor a la cultura náhuatl, todo el trabajo de Miguel León-Portilla pues al conocer la filosofía y visión del mundo que tenía una cultura se puede interpretar mejor la literatura de la misma, y viceversa.

Alexis Salvador Gómez Rodríguez

Fuentes de consulta

MORELOS TORRES, “Cincuenta años de La filosofía náhuatl”, en Revista de la Universidad de México. Núm. 28, junio de 2006, pp. 34-36, en www.revistadelauniversidad.unam.mx


LEON-PORTILLA, Miguel, Antigua y nueva palabra, México: Editorial Aguilar, 2004, pp. 119-122.

2 comentarios:

  1. Alexis: te felicito, muy buenas tus aportaciones.

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    1. Maestra, ya he hecho los cambios que usted nos propuso. Muchas gracias por su disponibilidad, amabilidad y por los conocimientos que nos compartió a lo largo del semestre.

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